Dice una antigua «leyenda» que cuando un escorpión se ve en peligro, con tal de evitar el sufrimiento, se suicida picándose con su propio aguijón o cayo en su propia trampa.
Si eso es verdad o mentira yo no sé, pero lo que si se, es que el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, se clavó su propio aguijón, y no una sino varias veces, dentro del a su estilo, un concierto para delinquir, que se le cayó y que dejo a él y sus compinches muy mal parados.